Lenguaje y ciencia en
la Edad Moderna
En primera medida, vale la pena aclarar que esta nueva etapa de la
historia de la humanidad, trae consigo innumerables cambios y transformaciones
en todos los ámbitos, en la Edad Media los avances científicos estaban permeados
por la existencia de Dios, dominaba la fe sobre el conocimiento y la ciencia
estaba relegada a principios que no podían desligar los conceptos teológicos.
El surgimiento de la nueva ciencia, la ciencia moderna, aquella que venía a
cambiar de forma radical todas las concepciones acerca de: Dios, la fe, el
hombre, el mundo y el universo, darían un vuelco total a lo que hasta este
punto era considerado como verdad absoluta, es aquí donde la ciencia se desliga
de la teología y comienza su desarrollo en busca de dar solución y respuesta
formal a la realidad humana.
Por otro lado, la Edad Moderna, que inicia a mediados del siglo XV
(1453) luego de la caída de Constantinopla, antigua capital del imperio romano
y que abarca hasta la caída del régimen monárquico en Francia en el año 1789;
en este punto el lenguaje cobra gran importancia; ya que en la época se
buscaba la evolución de una gramática general y universal; puesto que
mediante esté, se comienzan a dar una serie de explicaciones sobre la
estructura del universo. Es en este punto, en el que aparecen conceptos que
desde la antigüedad existieron pero que eran considerados como meros hobbies;
la astronomía y la física, así como otros términos relacionados con el
desarrollo de la ciencia, vienen a traer nuevos conceptos que exigirán una
normalización de los lenguajes. Puesto que la proliferación de dichos avances
científicos, harían visible la necesidad de contar con un lenguaje estructurado
que permitiera la organización y clasificación de la ciencia según las nuevas
exigencias.
En la Edad Moderna, surgen nuevos movimientos filosóficos y científicos,
el Renacimiento trae consigo nuevas y fortalecidas formas de pensamiento que
vienen a alimentar el deseo de conocer y explicar el mundo no desde la fe sino
desde el arte, la razón y la ciencia. El Empirismo y el Racionalismo hacen
grandes aportes al estudio de la gramática y el lenguaje. Autores importantes
de la época y de la corriente empirista como Francis Bacon, entre otros,
buscan establecer una relación entre lenguaje y conocimiento mediante el
estudio y el uso de las lenguas; entablando la discusión sobre cual dio
origen a cuál, partiendo de que el lenguaje está presente en la vida humana
desde el inicio de sus tiempos y llegando a la conclusión, que el conocimiento
es una manifestación del lenguaje. Posteriormente, estas discusiones fueron
sentando las bases a lo que años más tarde se consideraría como el
estructuralismo en las ciencias humanas. Por su parte, el Racionalismo
centra su estudio del lenguaje en la proposición de una gramática de validez
universal al servicio de la lógica, con base en un esquema racional de la
lengua en esquemas que tuvieran un carácter más o menos universal.
En el periodo anterior, la discusión estuvo basada en el signo como elemento
identificador de las cosas; en este punto, en la modernidad, la discusión
giraba en torno a otros aspectos de carácter más científico. Los nuevos
trabajos científicos de la época vendrían a quitar el piso a concepciones
medievales; el sistema geocéntrico de Ptolomeo, sería refutado por el
sistema heliocéntrico de Nicolás Copérnico y todas sus investigaciones sobre
astronomía y la organización del universo; posteriormente ratificada por Galileo
Galilei en su tratado publicado en el año 1610 y denominado El sidereus
Nuncius; en donde además de ratificar a Copérnico va más allá rompiendo con
la tradición de la época medieval. Pues la astronomía viene a cambiar la
idea de la relación existente entre Dios, el hombre y la posición de este en el
mundo. (Garcés, 2003, p. 5).
De este modo, para René Descartes, considerado como el padre de la
geometría analítica y de la filosofía moderna, mencionando que la única forma
de llegar a la verdad es a través de la razón y no de los sentidos; demostrando
que los sentidos pueden presentar información errada frente a la realidad;
dejando a la razón como única certeza para tal fin. En esta medida el
pensamiento (la certeza) es el gran axioma para Descartes, puesto que permite
discernir entre el mundo real y el mundo de los sueños. Para él, solo la lógica
era capaz de demostrar cuando era un sueño y cuando era real, por ser la lógica
una parte esencial de la razón. Descartes pensaba que el lenguaje, no era más
que la discriminación entre el ser humano y el animal; en el cual el ser humano
es considerado una cosa que piensa y por ende que duda; a diferencia del animal
que solo reacciona, por lo cual se piensa que el lenguaje es la manifestación
de la presencia del pensamiento.
Estos planteamientos le sirvieron a Descartes para dar origen a su
preocupación filosófica entre la verdad y la falsedad; estableciendo la duda
absoluta que requiere de un pensamiento inicial acompañado de la razón. Esta
concepción cartesiana fue adoptada por el pensamiento lingüístico de Chomsky en la década de los sesentas
con la gramática generativa, basándose en la introspección de descartes que
permite solucionar la duda inicial y que fue la base fundamental para el
postulado de la filosofía del método.
Otro de los conceptos que toman fuerza en esta época, es la geometría,
quien en este punto pasa a ser considerada una herramienta esencial para la
nueva ciencia, cuyas implicaciones se basan en la capacidad de aplicar dichos
conceptos para dar explicación de una realidad: una realidad que ya no es
posible explicar mediante un lenguaje natural, sino a través de un lenguaje
estructurado netamente matemático y gráfico; pues para Galileo, el dato era
aquello que podía ser medido y cuantificado, en relación con los números y la
geometría. Pues esta nueva revolución científica crea la necesidad de los
nuevos conocimientos mediante modelos científicos complejos que solo eran
posibles desde una explicación matemática y lógica que permitiera dar a conocer
los nuevos descubrimientos y así poder formular las nuevas teorías. Galileo y
Newton llevan el lenguaje matemático y estructurado a un nivel de abstracción y
representación en el cual los datos, producto de observaciones pasan a tener
una nueva representación de la realidad (Garcés, 2003, p. 12).
En esta medida, el lenguaje y la ciencia en la Edad Moderna, fijan un
punto de partida crucial para la humanidad, la nueva reorganización del cielo,
hacía necesario la generación de nuevas disciplinas y una reorganización de las
ya existentes, el lenguaje y la matematización del conocimiento se hacía cada
vez más necesario. Debido a que en estos siglos surgen múltiples
descubrimientos, postulados, invenciones e innovaciones: la razón de Descartes
y el replanteamiento de muchos conceptos filosóficos, el telescopio de Galileo,
las leyes de Newton sobre el movimiento y el funcionamiento del universo, la
clasificación de la ciencia, la revolución científica y todo el conocimiento
que surge de trabajos realizados por parte de Francis Bacon, los avances de la
química con Robert Boyle y Robert Hooke, el átomo de Gassendi, la teoría de la
luz y todo ese gran auge de conocimientos científicos hizo que surgieran nuevas
formas de comunicación científica (San Segundo, 1996, pp. 52-53). Con la
aparición de sociedades científicas (Royal Society), las revistas científicas y
toda clase de instituciones especializadas en temas de carácter científico,
ocasionó que el lenguaje fuera el epicentro de todos estos procesos de
investigación y comunicación en la nueva era moderna; pues un lenguaje
organizado y estructurado permitiría la aparición y cooperación de nuevos
procesos científicos.
El filósofo alemán Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716), “se ocupó de
pensar en la posibilidad de tener un lenguaje universal que se expresara de
forma simbólica” (San Segundo, 1996, pp. 52-53). esta idea repercutiría en el
lenguaje documental del siglo XIX y del siglo XX. Pero analizando los
postulados de Leibniz, no sólo esto repercutiría en los sistemas de clasificación
de finales de la época moderna, sino que también tendría serias implicaciones
en la estructura de las ciencias y los nuevos conceptos; pues un lenguaje
simbólico y universal permitiría concebir la producción científica como un
elemento de alcance mundial. pues, conceptos como la gravedad, la ley de la
inercia, el movimiento, el pensamiento, la razón, entre otros, podrían ser
comprendidos y aceptados por todos los entes a nivel general.
Para Leibniz, era de gran importancia la elaboración de un lenguaje
universal capaz de conjugar el conocimiento humano de forma organizada y
sistemática y mediante un lenguaje natural alcanzar una simbolización
estructurada y de carácter lógico:
Leibniz propone un alfabeto del
pensamiento y del conocimiento humano, pero para llegar a esta escritura son
necesarias definiciones exactas de las nociones y conceptos, lo que implica la
determinación de las ideas. La determinación exacta se hará mediante el empleo
de símbolos y la combinación posibilitará la teoría: Esta lengua lógica toma
como elemento de partida el conocimiento de la realidad. Y este sistema lógico
presupone la realidad compuesta de elementos interrelacionados por las
operaciones racionales, esto es, el conocimiento matemático es una forma de
penetrar en la realidad con un mecanismo funcional. (San Segundo, 1996, pp. 59).
Por otra parte, vale la pena traer a colación el tema de la axiomática
como teoría deductiva, la cual ha permeado y trascendido todos los estamentos
que han tenido que ver con la evolución de la ciencia y el lenguaje desde
Euclides, considerado el padre de la axiomática, hasta la Edad Moderna pasando
por cada uno de los filósofos, pensadores y científicos que han sido
representativos en cada una de las épocas. La axiomática es la base de la
geometría, esto implica que todos sus postulados sean abstractos, a su vez,
está permitió en encuentro entre las nociones comunes de las diferentes
ciencias, transfiriendo una acción lógica de los conceptos y las nociones
básicas de las mismas.
Al mismo tiempo, la axiomática busca borrar la contradicción y la
intuición que existe en un lenguaje natural, aportando así, deducciones lógicas
(método deductivo) que permite, por un lado, organización el pensamiento y
generar un cambio en el conocimiento del mundo; mientras que el lenguaje busca
resolver las relaciones entre lo simbólico y abstracto, propio de la matemática
y la lógica. De cualquier forma, la axiomática fundamenta el lenguaje de la
ciencia.
En este orden de ideas, el lenguaje jugó un papel muy importante en la
evolución y estructuralización de las ciencias, debido a que permitió la
unificación de conceptos y definiciones para que fueran comprendidas en todos
los niveles de la ciencia, tanto en el ámbito formal como en el de las
fácticas, la sociología y demás ciencias humanas, a las cuales les fueron
aplicados los mismos métodos (deductivo e inductivo) que eran usados en la
matemática, la astronomía y la lógica. Ahora bien, antes de existir una
normalización del lenguaje existía la problemática de la ambigüedad en las
palabras y conceptos utilizados por los científicos; puesto que no era igual
referirse al elemento agua en lenguaje natural, como al concepto H2O, en un
lenguaje normalizado como el de la química; se podían considerar diferentes
concepciones del movimiento desde la sociología, al concepto de movimiento
desde la física. Es así como la normalización del lenguaje permite que la
comunicación de la ciencia se dé mediante términos conocidos de carácter más
general que no impliquen la realización de traducciones sintácticas a otros
idiomas o lenguas. Esto define que la unificación del lenguaje fue un punto
definitivo para la evolución y socialización del conocimiento científico.
Referencias
Blanche, R. (1955). La axiomática. Edición electrónica de www.philoso.cl/ Escuela de Filosofía
Universidad Arsis. Cap. 4 El método axiomático en las ciencias.
Bowler, Peter, RHIS, Iwan. Revolución científica. En: Panorama de la ciencia moderna. Editora Crítica, Barcelona, 2007: pp. 31-69
Granés, José. Isaac Newton. Obra y contexto, Universidad Nacional
de Colombia, Facultad de Ciencias sede Bogotá, 2005, p. 5.
San Segundo, R. (1996). SISTEMAS DE ORGANIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO La
organización del conocimiento en las bibliotecas españolas. Madrid, España.
IMPRENTA NACIONAL DEL BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO DE MADRID.
Enciclopedia online. (1 de noviembre de 22007). La historia con mapas,
Definición de Gramática racionalista. {Mensaje en un blog}. Recuperado de:
http://www.lahistoriaconmapas.com/historia/historia2/definicion-de-gramatica-racionalista/
No hay comentarios:
Publicar un comentario