Lenguaje y Edad Media




Lenguaje y ciencia en la Edad Media



     La Edad Media, fue un periodo en el cual la historia de la humanidad tuvo algunos cambios comparados con los procesos y progresos obtenidos en la antigüedad, se pasó de un pensamiento griego en el cual se atribuían los fenómenos a la naturaleza y otros de carácter sobrenatural eran atribuidos a los diversos dioses. Este rompimiento del molde griego sobre la concepción del mundo, del hombre y del universo, se dio en gran medida por la incursión de un nuevo concepto llamado Fe; apoyado por el surgimiento de nuevas religiones como el cristianismo, el cual incorporaba una nueva concepción de dios absoluto y único; en el cual estaba puesto todo en sus manos.


     Estos grandes cambios, en la estructura de las sociedades medievales y en las formas de pensamiento y creencias religiosas, generados en un periodo de algo más de diez siglos se dio entre la caída de grandes imperios que dominaban la mayoría de los territorios europeos y asiáticos; cuna de las grandes civilizaciones y de los diversos desarrollos del conocimiento, así como de los avances en el lenguaje y en la evolución del conocimiento científico. El surgimiento de las primeras universidades al occidente de Europa, luego de los años 1150 en pleno surgimiento del Renacimiento europeo del siglo XII hizo que la proliferación de saberes que antes eran exclusivos la nobleza, del clero y de las instituciones y las órdenes religiosas. Dichas instituciones promovieron un conocimiento de marcado sesgo cristiano: La parte central de la enseñanza implicaba el estudio de las artes preparatorias, o artes liberales; el trívium: gramática, retórica y lógica; y el quadrivium: aritmética, geometría, música y astronomía. Después, el alumno entraría en contacto con estudios más específicos, entre los que seguían denominándose artes los que podrían denominarse genéricamente filosofía y que incluían todo tipo de ciencias.

     El medioevo, no presentó grandes cambios en cuanto al lenguaje y la enseñanza que se traía de la antigüedad, en este periodo la clase ilustrada era la que tenía contacto con l religión y los señores feudales; por tal razón fue un periodo que careció de masificaciones masivas de escritura, producción literaria, artística y científica, como se va a ver en las épocas posteriores. En esta medida, los estudios lingüísticos de la Edad Media no proliferaron mucho; puesto que gran parte de dichos estudios se dieron en latín, una lengua poco usada por el vulgo; enfocándose más por el tema de la escritura y abandonado la fonética; en esta medida la ciencia sólo era conocida por los eruditos que conocían el lenguaje, impidiendo los procesos de comunicación y proliferación del conocimiento científico.

     La ciencia estaba relegada sobre la fe y la teología, es así como la concepción del mundo y del universo y también la concepción del hombre giraban en torno a la creencia religiosa. En esta medida, el trabajo del empirista Ptolomeo en astronomía sobre el modelo en el cual estaba organizado el universo, basado en la teoría geocéntrica donde la tierra permanecía inmóvil en el centro y alrededor giraban todos los planetas.

    Por ende, las discusiones sobre el lenguaje en la Edad Media, giraban en torno de fuentes de autoridad como Aristóteles, posteriormente, con el surgimiento de la escolástica entre los años (1100-1350),  se retoma la discusión sobre el lenguaje y la gramática definiendo que se dan particularidades a partir de variaciones accidentales, estudiadas mediante la semántica para estudiar la naturaleza de la significación; saber si la palabra realmente expresa lo que quiere representar; que para el caso del lenguaje científico era de gran importancia, ya que este contribuida con mayor exactitud sobre lo que observaba en científico medieval y expresaba luego en sus escritos.   

     De la misma manera, en este periodo, la discusión se centró en una profunda reflexión sobre el logos o la razón entre la relación entre dios y el mundo en el cual está inmerso el hombre. Aunque los cambios de transición entre la Edad Antigua y la Edad Media no fueron tan bruscos; ya que se siguieron algunos modelos gramaticales como los de Prisciano, Varrón y Donato, cuya discusión giró en torno al lenguaje y al arraigado sentido aristotélico que este traía de la antigüedad. Debido a estas preocupaciones que existían sobre la rigurosidad del lenguaje medieval, surgen dos grandes escuelas: la Patrística y la Escolástica. La primera compuesta por miembros de la iglesia cristiana, retoma una antigua discusión sobre el lenguaje por parte de los naturalistas y convencionalistas, o anomalistas y analogistas.

     En este punto surge una gran preocupación por el lenguaje y el uso de los signos, San Agustín de Hipona 354 c. C. - 430 d. C.), teoriza sobre el signo y como este, evoca la realidad material y está constituido por la unión intrínseca entre el sonido y la significación; puesto que no era posible concebir un signo sin un significado que le atribuyera un valor lingüístico de identidad. En otras palabras, lo que planteaba San Agustín, era la idea que sostenía la palabra al representar materialmente una cosa de la realidad y como está en esencia podría representar la idea de los realistas como Duns Scoto (1265-1308). Analizando más a fondo los conceptos de San Agustín por su amplio estudio de la gramática tradicional y la relación que este, le da al signo para representar el sentido y el valor real de las cosas; partiendo desde el estudio morfosintáctico que identificaba en el ejemplo: “El nombre es aquello que una cosa se llama; el pronombre se le llama así porque está en lugar del nombre” (San Agustín, 354-430 d. C.). En este caso, el pronombre remplazaría al nombre en particular; y este vendría a llamarse universal lingüístico, el cual no es más que un patrón sistemático que se repite en la gran mayoría de lenguas y lenguajes humanos.

     Posteriormente, la Escolástica, denominada como movimiento intelectual, surgido a través de evolución de las escuelas de la iglesia, estas buscaban encontrar la relación armónica entre la fe y la razón, basándose en los dogmas de las enseñanzas aristotélicas. Entre sus más grandes representantes se encuentran al italiano Santo Tomás de Aquino y al inglés Guillermo de Ockham; quienes disputarán el acuerdo con las teorías de los patrísticos; puesto que, para ellos, la palabra nacía del espíritu humano y por esta razón la palabra surgía de la nominalización de las cosas y es por esta razón por la que son denominados nominalistas; movimiento filosófico que niega la existencia de los universales, considerándolos como simples nombres o términos.

     Según San Agustín, los universales tenían implicaciones lógicas y lingüísticas que le hacían retomar los estudios realizados por Aristóteles sobre el tema del lenguaje y fue aquí donde se presentaría la mayor diferencia entre estos dos pensadores; pues según, Guillermo de Ockham, sólo los individuos existen, y los universales sólo existen en la mente de cada individuo, niega la existencia física de estos; puesto que no pueden existir fuera de ella. por esta razón Ockham, es más considerado también, defensor del conceptualismo como del nominalismo; ya que los nominalistas consideraban que los universales eran meros nombres y los conceptualistas consideraban que eran conceptos mentales o nombres de conceptos que no podían estar fuera de la mente humana.

     Con estos principios, se fundamenta el concepto de la llamada navaja de Ockham que implica que: “El principio dice que las entidades no deben ser multiplicados sin necesidad. En otras palabras, que no debemos pensar como parte del mundo entidades cuyo papel explicativo (o más en general epistémico) sea dispensable” (Martínez, 2010). Lo que implica que una explicación debe basarse en el menor número de causas; concepto que viene a ser retomado por la ciencia, para dar explicación a modelos teóricos como el método científico, mediante la implementación de un lenguaje simbólico que reduzca la ambigüedad y la repetición. Aunque para Ockham el modelo más sencillo puede ser el más probable; para la ciencia existen las dos posibilidades, puede ser que el más complejo sea el verdadero; aunque siempre se prefiera seguir la primera opción.

     Desde este punto, la navaja de Ockham, fue utilizada por la lingüística para explicar la adquisición del lenguaje desde el modelo sintáctico de la gramática, que posibilitaran la adquirir el lenguaje desde la utilización de pocos principios que sirvieran como elementos estructurales, tanto para la construcción y análisis del lenguaje como para el desarrollo y comunicación de la ciencia en general; dichos principios axiomáticos son los que retoman Galileo y Newton en la modernidad para generar unas pocas leyes que explicaran el mundo y el universo, mediante la matematización del lenguaje.

     Referencias

Martínez, A. (2010). La navaja de Ockham y la heterogeneidad de las representaciones: hacia una ontología de lo abstracto. Recuperado de: http://www.filosoficas.unam.mx/~sfmar/publicaciones/MARTINEZ%202010%20LA%20NAVAJA%20DE%20OCKHAM.pdf

Melo, C. (2016). Clasificación de las ciencias. [Material de clase]. Estructuras de información I. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá. Colombia.

Monografias.com. (2016). Historia de la lingüística de la Edad antigua y Edad media. Monografías.com Recuperado de: www.monografias.com/trabajos11/histling/histling2.shtml

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